Calderón, acorralado
El presidente del Real Madrid estaría dudando entre mantenerse en el cargo contra viento y marea o renunciar ya a la reelección
Los acontecimientos negativos en el entorno de Ramón Calderón le obligan a variar permanentemente de estrategia. Los resultados deportivos y administrativos y los problemas sociales no acaban de coincidir con sus intereses en el intento de cimentar una gestión para poder tomar decisiones como convocar la asamblea o anunciar que se presentará a las próximas elecciones. Su mejor aval son los dos títulos de Liga en sus dos años de gestión, logros que su amigo Joan Laporta incluso cuestionó hace unos días con esa sentencia de que se los regaló el Barça.El presidente del Madrid está saliendo de una depresión personal porque las cosas no ruedan como él desearía. La salida de Melchor Miralles de su junta es la cuarta del equipo que ganó las elecciones. Además, Miralles se ha ido con una defensa tan a ultranza de Calderón que ha despertado demasiadas suspicacias en el madridismo, porque su marcha se podía entender sin más explicaciones que las dadas por el club. Pero Miralles decidió irse con un ataque furibundo y desproporcionado hacia José Antonio Abellán, principal crítico en la gestión del presidente.
Miralles se suma a los ya dimitidos Juan Mendoza, Juan Carlos Sánchez y Eloy Ureta. Estos dejaron claro que su marcha era por no sentirse identificados con el modo presidencialista de guiar el club por parte de Ramón Calderón. El caso de Miralles parece diferente –alega falta de tiempo–, pero no deja de ser llamativo que se hable de conflictos en el seno de una directiva que se asegura está dividida.
Calderón sigue sin definirse sobre si acudirá o no a los próximos comicios, aunque su plan estratégico lo tiene diseñado: tirará la casa por la ventana este verano con fichajes que garanticen los resultados deportivos en su último año al frente del club, con el objetivo de jugar la final de la Champions en el Santiago Bernabéu. Otra cosa será que no pueda llegar, ya que la oposición se está movilizando ordenadamente y anuncia una posible moción de censura.
El dirigente blanco retrasa la convocatoria de la asamblea de una forma sospechosa. Los más sensibles achacan esta dilatación a que espera que lleguen los resultados deportivos para que al menos sople una brisa favorable en una cita que promete ser díscola a sus intereses y que hace unos meses ya le castigó.
El problema es que en el terreno deportivo nadie asegura que los resultados mejoren la actual situación de aquí al 31 de diciembre, fecha límite que tiene para convocarla. Es quinto en la clasificación de Primera División y está obligado a ganar el sábado en el Vicente Calderón para no perder comba con la cabeza. Un traspié sería la guinda a un pastel que no tiene sabor.
Pero quedan acontecimientos por llegar, como adelantó en estas mismas páginas el presidente de la opositora ‘Plataforma Blanca’ Eugenio Martínez, quien aseguró que en los próximos meses se van a ir conociendo más detalles sobre la gestión de Ramón Calderón al frente del Real Madrid, dejando la puerta abierta a nuevos casos polémicos. Pues es lo que le faltaba, que después de tantas denuncias –listas de espera no respetadas, empresas que explotan las instalaciones del Bernabéu, socios compromisarios, venta de entradas VIP, estatutos tirados abajo por la asamblea, fracaso en los fichajes veraniegos, contratos vitalicios…– se fueran conociendo más detalles que cuestionen aún más su gestión. Calderón se encuentra solo, aislado y su futuro al frente de la entidad podría tener fecha de caducidad.
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